Pescadores de la comunidad de Río Lagartos, Yucatán conformaron un grupo de vigilancia comunitaria para proteger las poblaciones de langosta en las zonas de pesca locales del aumento desenfrenado de la pesca ilegal había llevado a la reducción acelerada de las reservas de langosta.
Por Peter Appleby
Yucatán, 4 de agosto (InsightCrime).- La sobrepesca ilegal de langosta en la costa de Yucatán, México, motivó la creación de un grupo de vigilancia comunitaria conformado por pescadores, lo que permite darse cuenta de las amenazas que enfrenta no solo la vida marina de la región, sino también las comunidades que dependen de ella.
A lo largo de los pasados cuatro meses, los pescadores de la comunidad de Río Lagartos, en Yucatán, han actuado como grupos de vigilancia para proteger las poblaciones de langosta en las zonas de pesca locales, según un reportaje del diario Milenio. El grupo está conformado hasta por cinco integrantes de una cooperativa pesquera, quienes declararon que el aumento desenfrenado de la pesca ilegal había llevado a la reducción acelerada de las reservas de langosta.
Los pescadores informaron que el 1 de julio, el primer día de la temporada de pesca, cuando acostumbran pescar los lotes de langosta más grandes, la pesca fue dos terceras partes por debajo de lo habitual. Donde cada lancha recogería normalmente 60 kilos de langosta al día, apenas lograron atrapar 20 kilos este año, según informó Milenio.
El grupo, conocido como Comité Comunitario de Inspección y Vigilancia del Oriente de Yucatán, no tiene facultades legales para detener a pescadores ilegales, pero apoyan a los funcionarios mexicanos que confiscan equipos de pesca a barcos sorprendidos en el agua durante la temporada de veda.
Según los pescadores de Río Lagartos, las tripulaciones ilegales vienen del municipio vecino de Dzilam de Bravo. En julio de 2021, una serie de decomisos en Dzilam de Bravo recogieron cerca de 10 toneladas de productos de mar atrapados ilegalmente, en su mayoría pulpos. El alcalde y el jefe de policía de ese municipio también fueron señalados de tener vínculos con operaciones de pesca ilegal.
Y los pesqueros invasores no llegan solo de Dzilam de Bravo ni pescan solo langostas; vienen de muchos otros lugares para saquear las aguas de Yucatán. El año pasado, InSight Crime informó que barcos de estados como Campeche, Tabasco y Quintana Roo tienen responsabilidad en el agotamiento de las poblaciones de peces, pulpos y pepinos de mar en las aguas del estado de Yucatán.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
Estos grupos de vigilancia comunitaria son cada vez más comunes en México, donde diversos sectores ven sus medios de subsistencia amenazados por factores como las organizaciones criminales.
Aunque esta es la primera noticia sobre un grupo creado por pescadores de langosta, sigue un modelo existente. En mayo pasado, en el vecino estado de Campeche, se supo que los pescadores se estaban armando para repeler ataques de piratas que les roban los motores y la pesca.
En tierra, cultivadores de aguacates y limones se han alzado en armas para combatir los ataques sistemáticos y la violencia de la que son blanco por parte de algunos de los grupos criminales más temidos de México.
Al contrario de estos, los pescadores de langosta no ejercen violencia ni portan armas, pero también ellos como los otros casos lamentan la total falta de apoyo de las autoridades.
Un miembro del grupo de defensa declaró a Milenio que han hecho repetidos pedidos de ayuda a instituciones estatales y federales para la protección de sus predios de pesca.
“No nos han ayudado con nada. Nos dimos cuenta de que teníamos que hacerlo con nuestros propios recursos”, señaló el integrante.
En 2021, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) solo tenía tres barcos y seis agentes para la protección de los 378 kilómetros de litoral que conforman Yucatán, la misma zona donde, en 2020, operaban 3.983 pesqueros pequeños y 638 embarcaciones de mayor calado, según cifras de la iniciativa Pescando Datos, de la onegé mexicana Causa Natura.